La gata Noa. Historia de terror.
¡Hola amigos lectores!
Hoy voy a contar una anécdota de terror que me ocurrió una noche de halloween, sucedió un par de
años atrás en un barrio muy lejano de casa. Os preguntareis porque nos encontrábamos tan lejos de
nuestro hogar y contaré el motivo.
Todo comenzó cuando Lizi una tarde llega del colegio y me explica su plan para la noche de halloween.
Sus amigos y ella saldrían por la ciudad a pedir caramelos. ¿Podría acompañarla? Su respuesta fue
inmediata, contestó afirmando que aquella noche solo le invitaron a ella. Esa respuesta me destrozó.
Llegó la noche esperada y ella se preparó para salir, vi la mochila en el suelo y en ese mismo momento
decidí saltar dentro de aquella roja mochila.
En los siguientes segundos Lizi cogió la mochila y se marchó de casa, esos movimientos tan bruscos
me mareaban, me quede dormida por un rato. En un santiamén pude sentir como la mochila se caía
al suelo, mi alma gatuna salió cuidadosamente de aquella cápsula asfixiante y calurosa para
averiguar qué ocurría.
Nos encontrábamos en un callejón oscuro, a Lizi la perseguían unos chicos del colegio, confundida
entre amigos y desconocidos, ella permanecía atrapada en aquel lugar tan misterioso, temía que le
hicieran daño. En un momento de locura decidí abandonar la mochila, pensando que mi fortuna
gatuna ayudaría a Lizi a salir de tan delicada situación
Recuerdo que en aquel momento Lizi lloraba a lágrima viva, asustada en el suelo, me observaba
muy atenta pero a la misma vez contenta de tenerme allí. Los chicos que corrían en aquel callejón
solamente querían asustarnos con sus disfraces.
Ese susto hizo que Lizi aprendiera que no debía ir sola por sitios oscuros y menos todavía ir sola.
Y esta ha sido mi anécdota gatuna de hoy, recordar, siempre creer en vuestro instinto gatuno.
La gata Noa.
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